Hokuriku Proxy War (Hokuriku Dairi Senso) Kinji Fukasaku,1976

Ambientada en una gélida ciudad de postal -Hokuriku-, Kinji Fukasaku crea otro film de Yakuzas al estilo las Papers, en la que tras los créditos te encuentras con el jefe de una pequeña banda -Noburo Kawada-(Hiroki Matsukata) y sus compinches, torturando al mandamás Yasuhara de una forma bastante particular, el hombre se encuentra enterrado bajo la nieve a excepción de su cabeza, a la par que se congela, Noboru conduce un coche alrededor de su cabeza haciendo ademán de atropellarlo en cualquier momento, el hombre acojonado, al que ya se le han congelado hasta las pestañas acepta amablemente salvar su cabeza.

En el pasado Yasuhara había prometido el oro y el moro a Noboru y cansado de las esquivas respuestas quiso proponerle el juego de enterrarlo bajo nieve, gracias a la respuesta de Yasuhara a cooperar, Noboru se instala en la ciudad portuaria -Mukuni-.

Todo esto da pie a las míticas escenografías de Fukasaku, cortes de dedos en pose disculpa, torturas bajo la nieve inclusive aún mas crueles mojando con agua al susodicho para congelarlo en cuestión de segundos o ajustes de cuenta nocturnos en bares que acaban tiroteos.

De nuevo nos encontramos con un Yakuza-out-of-the-law que nos recuerda al más violento Hirono de las "Yakuza Papers" o a Gunji de "Sympathy for the Underdog". Otro caballo desbocado instalado en territorio ajeno volviendo loco a los propios y rebelándose contra los jefes locales.

Sonny chiba tiene un pequeño papel en la película, aunque tranquilos, no lo vereis soltar ni media hostia, aquí hace una performance más de Yakuza extravagante, con pintas de pasado. Si bien me hubiese gustado verlo en un papel más importante, tampoco deja con mal gusto.

Fukasaku se rinde otra vez al estilo Jitsuroku, inspirándose en una historia real ocurrida en Hokkaido, el yakuza de la vida real fue asesinado poco después de concluir el rodaje.

Toda la acción responde a la escena habitual, multitud de yakuzas rellenando la pantalla, un ritmo acelerado durante toda la película, inclusive el propio Hiroki Matsukata nunca parece estar quieto, las escenas en las que aparece sentado no para de balancearse como si fuera un autista, posiblemente se deba al frió que padecen en ese clima tan salvaje que va acorde con la violencia de toda la película.

1 comentario :

Anónimo dijo...

muy buena la ultima de sus grandes peliculas de yakuzas las vi todas menos la ultima de las new battles y las de los sesenta debio ser el mejor director del genero, obra maestra absoluta la pentalogia

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